Al inicio de la década de 1990 el mundo parecía transformarse en un mejor lugar: las dictaduras en América habían terminado y se gestaban mecanismos de cooperación regional. En El Salvador y Guatemala se aceleraban los procesos para terminar con sus respectivas guerras. En Perú ganaba la presidencia un agrónomo ajeno a le elite política y parecía luchar de manera frontal contra el terrorismo. Con el regreso del sacerdote Jean-Bertrand Aristide la comunidad internacional restauraba el orden democrático en Haití. En Cuba la Crisis de los Balseros tenía una salida pacífica y liberaba tensiones sociales internas. Checoslovaquia pactaba un Divorcio de terciopelo y Europa borraba fronteras. En México se reconocía por primera vez el triunfo electoral de un candidato de oposición en un estado de la república y el país entero atravesaba una ola que prometía una profunda transformación, pero luego todo se fue al carajo.
El Mundo, el periodismo y yo mismo atravesamos por un laberinto de incertidumbres. He pedido a viejos amigos y colegas ayudarme a entender, en lo posible, qué ocurrió con esos lugares que parecían haberse transformado en un mejor lugar, a dónde va el periodismo y el fotoperiodismo en particular. Espero que juntos encontremos respuestas.